Miro alrededor de mis reliquias y no logro contemplar tus suspiros,
hasta que dejo mi mundo alterado por la realidad y me dejo guiar.
Y allí estás, frágil, con un dolor en el alma que me clama…
Yo, propenso a abandonar mi realidad me acerco y tú, temerosa me invitas a pasar.
Penetro tu alma como si se tratara de mi castillo, como si un fuego te recorriera hasta tus calabozos te tomo en posesión.
Y tú te entregas por completo, sin rescindir ningún sentido te dejas llevar hasta mi mundo,
pero yo sigo prohibido, pues mi eternidad sigue siendo únicamente mía.
Agobiada la razón se deja vencer y se hace cómplice de las emociones, igual consciente me dejo llevar, mientras te muestro mi mundo desdibujado a tus ilusiones.
Invado tu calma, invado tu dolor, reclamo todo hasta tu albor… y sin dudar lo entregas, así me posees y yo te poseo mientras te eternizo en mí.
Tu razón te juega de contrapartida, adivinando mi realidad, pero tú sigues sin importar lo que habrá de pasar.
Ya es tarde, impregnada mi esencia invade tu ser cubriéndote completamente… transformando todo en esencial, como el aire que respiras.
Siento el fervor de tu piel mientras mis brazos te recorren, y el sabor de tus labios me devuelve la existencia, risueño vuelvo a apreciar un corazón que late fuerte.
Mi piel se estremece al sentirte, al vivirte, mientras alimentas mi alma que se regocija al sentir nuevamente la vida… que no quiere rememorar los escenarios de nuestros mundos separados.
Pero lentamente la realidad vuelve a mí y habré de dejarte físicamente, y así el tiempo se adueña de ti, agobiante me transporta a mi lúgubre castillo.
Ya es tarde, tu alma se ha colmado de mí, tu viejo dolor ha desaparecido, pero he dejado uno nuevo en ti… pues no me tienes.
Así vuelvo a recordar porque me he refugiado en la realidad de mi castillo donde no puedo herir, solo pasar el tiempo sin vivir.
Pero a lo que el tiempo te quitara el dolor, yo condenado a vivir la eternidad tendré con él, mientras tú alimentas mi alma, yo alimento tu ilusión que no comprende mi mundo.
Entrada anterior: Despiertan las flores…
Entrada siguiente: Cerrar capítulos… Seguir!